Jorge Izquierdo

DÍA PERFECTO

 

DÍA PERFECTO

 

Hoy me he despertado

muerto de sueños,

de sueños no realizados.

                   -Abatimiento-

Intenté mantener el equilibrio,

hacer lo correcto,

contentar a todo el mundo,

                       y yo contento.

Pero se acabó rompiendo

la base de mi mentira.

            -Demasiado peso-

Y ahora me encuentro cayendo

¡Que nadie me tienda una mano!

                             ¡No lo merezco!

De mí… mejor cuanto más lejos,

no sea te acabe arrastrando

hasta el mismísimo infierno.

 

Buscando limpiar la conciencia,

         ducha de arrepentimiento.

No me ha servido de nada,

                   sucio me siento.

Buscando encontrar la sonrisa

intento dar lustre a mis dientes

                     -feroz instrumento-

fiel reflejo de alma limpia

que terminaron mordiendo.

Por más que froto no logro

animar el gesto.

Después, desayuno ligero,

amarga hiel mi alimento,

nutro mi cuerpo con eso,

ha sido tan grande el mal

que para mí es medicina.

 

El alma herida se apaga

todo lo bueno que tengo

quedó reducido a la nada,

nada tengo que ofrecerle

hambre de amor se le queda,

por culpa de mis acciones,

                              inanición.

 

Me visto de hipocresía

y salgo a por aire a la calle

quién sabe si respirando

se aplaque esta pena mia.

¿Qué tal estás?, me preguntan:

Bien, bien, 

aunque he estado mejor. 

No les miento en mi mentira.

¡Qué más da lo que yo diga!

si ya nadie va a creerme

en cuanto descubran mi error.

 

Hoy que tocaba verano

me envuelve una lluvia fina

Tanta tristeza provoco

que voy cambiando hasta el clima.

Y aquí estoy,

descerrajando mi culpa

contra la pura inocencia. 

He buscado refugiarme,

como siempre…  en el arte.

He buscado la canción,

el poema, una imagen…

                       ¡Qué sé yo!

Pero no he encontrado nada.

Nadie ha pasado antes 

por tamaña situación.

 

Así que me toca inventarme,

aunque tampoco me calme

he de escribir estas letras.

Sé que se lo debo a alguien.

                Esta vez… a mí no.

Ojalá mis versos lleguen

a aquellos que he traicionado, 

por mi falta de entereza

por creer que era posible,

dividirme… !No soy Dios!

No pretendo su perdón

ni yo podré perdonarme,

tan grave es el desperfecto

que ahora mismo me encuentro

dándome cabezazos 

contra el muro de hormigón

de un callejón sin salida.

 

Quedará abierta la herida,

para esto no hay solución,

pero sirva mi palabra, corrompida,

para que se sepa al menos

que acompaño su dolor,

                       !Cómo no!

Si el dolor lo he provocado

                                 sólo yo. 

Hoy es el día perfecto,

así lo creo…

                   …para ir muriendo.

 

                LUJITAR   (15-7-23)