tengo un paraíso de púas
aquí dentro,
yo tengo un corsel
de fuego y bruma,
y siento que jamás morimos.
Un letargo eterno
quisiera cubrirme;
un corazón de sombras,
palomas de hiel..
Pero yo soy fuerte y esquivo;
yo soy como un viento invisible
que te acaricia sutil
los entresijos de la piel.
Tú, deja a la marea de años
cumplir su hazaña;
deja que el mundo corra,
que vuele, que gire
como torbellino
porque ahí estaré.
Ni un letargo eterno,
ni negras sombras del ayer;
no bastará sólo una vida,
no bastará tu cuerpo
perpetuo y redimido;
no bastarán gigantes
ni calaveras en báculos
que te arranquen de mi ser ...