Qué días los de aquel año
donde los vientos soplaron
sin miramiento ninguno,
dejando ese rastro de amargura
arrancando árboles y caminos,
las flores se marchitaron
y se secaron los ríos,
los peces saltaban muriendo
en aquel invierno frío,
fue el apocalipsis
donde todo se tornó oscuro,
estallando relampagos
en mil pedazos,
con furia y enorme peligro,
Ya pasaron dos lustros
todavía quedan huellas,
y se sigue comentando
en los círculos,
de aquel país devastado
el que borro del mapa esos vientos
quedando para la historia,
como la peor
Catástrofe del mundo...
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Y así comienza la novela
de un buen escritor envejecido
donde narra relatos para su libro,
pluma e imaginación se dan la mano.
Con excelente dominio.
Elena©