El canto eterno del día
Despierta el alba con su voz serena,
un lienzo inmenso de luces pintado.
El rocío danza sobre la pradera,
cada gota un sueño olvidado.
La brisa murmura secretos antiguos,
entre hojas que susurran su canción.
El árbol viejo extiende sus brazos,
como un sabio en su contemplación.
Los ríos, guardianes de memorias,
navegan entre rocas y reflejos,
y en su correr cantan historias,
de luchas, amores y espejos.
El sol asciende, majestuoso y calmo,
pinta dorados en el firmamento.
Su calor abraza los campos,
despertando al mundo en un momento.
La vida vibra, latiendo en mil formas,
cada flor, un verso que respira.
En cada paso, el suelo nos nombra,
somos polvo, somos vida que gira.
El tiempo, como un río infinito,
fluye sin detener su marcha.
Pero en cada instante hallamos
un poema que el alma abraza.
Hoy el día nos regala su magia,
un canto eterno que no se apaga.
Abramos los ojos, vivamos el arte,
que la vida, al fin, siempre nos llama.