Reinventar la mañana
con la tímida alba
y andar entre pequeñas ilusiones.
No ignorar la rosa mojándose
en la lluvia, o los heraldos pálidos
visitando los días.
Una lluvia de estrellas
desprendida del cielo,
me recuerda la savia
que hay dentro de nosotros.
Con el atardecer,
la vida renace en los pinares,
mientras busco algún jilguero
que me cuente sus amores.