Siempre escuché, lo amó, con el alma.
No supe de piba, cómo era, ese amor.
Entre tangos crecí y no supe de calma.
Cada tango, es la efigie viva, del dolor.
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Nunca pude retraerme de sus encantos.
A flor de piel, siento sus fuelles sonoros.
No fue fácil, ser niña y amar esos cantos.
Seguían a mi encanto musical, mis lloros.
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Aún hoy, no he podido soltar este drama.
Y es que, cada tango es la vida de alguien.
La música y la letra, conducen a la trama.
Ojalá que, su hilo triste, no se lo cambien.
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Mi gran pasión siempre fue y es, el tango.
Nada llega sin causa, y de ello, fue Mamá.
Y si es lunfardo, nada como Flor de fango.
Y no se puede negar, el tango, es el Maná