¿Para qué tanto hablaste?
Si callado te quedaste.
¿Para qué tanto dijiste?
Si tirado al final me dejaste.
¿Qué pasó en ti?
¿Qué te llevó a tal ruin?
Opaco quedó el color
y todo perdió su calor.
Piensa nuevamente;
mejor es comprenderse
que quedarse boca cerrada
ante las situaciones complicadas.
Espero cambies tu manera de ser,
que recojas el reloj otra vez
y entiendas por fin de alguna vez
que las cosas cambian, a veces,
hasta desde las raíces sin darte cuenta cuando fue.