Oye, Señor, siento el peso de esta carga,
el cansancio me inunda, mi alma se apaga.
Déjame escapar de estas sombras,
aunque sea por un instante, dame calma.
Oye, Señor, mis luchas son infinitas,
peleas contra el eco de lo perdido.
¿Es este el camino que debo andar?
¿O solo un abismo que nunca termina?
Las olas suben, rugen con fuerza,
no busco vencer, solo ser llevado.
Que la corriente me envuelva,
que en su abrazo encuentre lo olvidado.
¿Cuánto tiempo más puedo estar
en un lugar que no sostiene mi verdad?
Oye, Señor, sigo intentando,
con manos vacías, pero alma ardiente.
¿Es mi esfuerzo lo que buscabas,
o un simple grito al viento persistente?
Quiero quedarme, pero la luz se extingue,
el peso aplasta, la esperanza languidece.
Llévame a un rincón donde pueda respirar,
donde la paz me encuentre al final.