Entre tus brazos
En un estado de las cosas
en que tratar de soñar
no es válido,
cuando el viento
es testigo de los golpes recibidos
y las hilachas de la vida
van dejando surcos encendidos.
Cuando la música de otoño
me recuerda tu voz,
y tu rostro dibujado
en lo oscuro de mis sueños,
ellos que vuelan,
con el propósito
de abrazar tu canción.
Se va revelando
lo sencillo del amarte,
una condena suave,
un clavo de Cristo
incrustado en el corazón,
una caricia tibia de Noviembre,
un beso
del que nunca podré salir ileso;
una reconciliación con la muerte.
Te miro
en el reflejo de los colores tenues amortiguados por el ritmo caribeño,
y veo un despertar
con los ojos pegados en telarañas,
diviso tus pequeñas manos,
delicadas
como cisnes aleteando.
Veo tu carita de ángel,
y tus almendras fijas a los míos,
tu piel de porcelana
con valor desconocido,
y fragancia a primavera.
Apuesto a un pleno mi soledad
para dejarla morir entre tus brazos.