El río ruge y se desliza,
por su rivera plateada,
anunciando mi desdicha,
ante la noche callada.
y en mi pecho los quebrantos,
palpitan como campanas,
y los días de la semana
pasan, como pasa el tiempo;
sin sabor y sin aliento,
como una flor desecada.
Hay un espacio vacío,
entre tu vida y la mía,
y no sé como podría,
soportar éste lamento,
que sé ha metido por dentro,
como una espiga punzante.
si es que no hay otro remedio,
y morir es mi destino,
prefiero que sea ésta noche,
aunque tú no estés conmigo.
como tú no has respondido,
a mis ruegos y aflicciones,
aun sabiendo que por tí,
apenas me estoy muriendo...
no me queda más remedio,
que aun seguirte queriendo.