Tus ojos me hablan desde el silencio,
dibujan palabras que no me das,
esos murmullos que no pronuncias,
me cuentan cosas que nunca sabrás.
Tu risa vaga, como un susurro,
me envuelve el alma de curiosidad,
en cada gesto que tú provocas,
se oculta un juego de complicidad.
Me rozas el aire cuando te acercas,
y en esa danza de ir y venir,
me dejas pistas que no son tuyas,
pero me atrapan sin resistir.
El roce leve de tu mirada,
enciende hogueras sin previo aviso,
y en ese fuego que tú controlas,
me pierdo siempre, sin compromiso.
Hay un suspiro que no se apaga,
cuando tus labios rozan el aire,
como si hablaran en un lenguaje
que solo entiende quien ya te sabe.
Tu sombra pasa y deja su rastro,
como un perfume de luna y sal,
y yo me pierdo entre los caminos
que tú dibujas al caminar.
El mundo calla cuando me miras,
todo se torna pura intuición,
es un misterio que me desarma,
una estrategia de seducción.
Si tus palabras son tan sutiles,
como las gotas de un lento río,
¿qué haré entonces cuando tus manos
sean la lluvia que moje el mío?
Me tienes preso en esta batalla,
un juego dulce de provocación,
y aunque parezca que me resisto,
ya me declaro sin condición.
Si sigues dando tan bellos pasos,
hacia este mundo que ya es de los dos,
voy a rendirme sin más pretextos,
déjame amarte, que es tu intención.