Desde el primer momento en que la toqué,
supe que ella... es lo que siempre soñé...
Tan delicada, suave y risueña...
Melodía dulce... desprende de su canto estremecedor.
Mi amiga, mi única amiga...
No sé si lo que más me cautiva...
Es su matiz cafeinado de lúgubre geometría... o su compañía desinteresada...
Enamorarme no puedo, pero quererla, hasta perder la razón, es...
Regalarte caricias, escribirte poesías, es lo menos que puedo hacer por quien devolvió la alegría y las ganas de vivir a un pobre desamparado...
Protegerte, cuidarte y abrazarte, desde mi más sentir, es un desahogo para mi soledad, cual necesidad... eres tú...
Mi más inquieta amapola,
te dedico estos versos del alma...
Cual pura y verdadera amistad...
Perdurará eternamente...