Un piso dividido en cuadros blancos
como tablero de ajedrez sin necesidad
de enfrentar bandos.
Afuera, una hoja queriendo fluir con el aire,
ceder a él sin ser capaz de hacerlo
porque ha sido hecha prisionera por una grieta en el suelo.
Las sombras de dos o tres palomas
de henchidos pechos e iridiscentes plumas
que van de un alféizar a otro con porte orgulloso.
La hoja capturada es pisada
por transeúntes acalorados
de facciones variadas.
Alegres, cansadas,
serias y pensativas
que me recuerdan: \"sólo eres una de muchas
en esta vida.\"
Y, de forma abrupta, corto el escrito
porque dos pequeños llegan discutiendo
que caramelo tomarán,
trayendo consigo a la realidad.