Pasa la gente en la escena,
pisando la hojarasca seca del pésimo poema,
con mi expresión absurda,
trás ver que la tarde empieza a estar adormecida...
Porque la memoria nada renueva, ni recobra,
al arrojarme lejos de mi musa,
que en otros ocios celebra amores con demasía,
con muy ambiciosa mira...
Es de aquellos que tienen talento a la vista,
y yo soy una modesta medianía,
a la cual perdono por su loca arrogancia,
aunque un opulento la goce, y no yo que la idolatra...
Pues tengo una fortuna escasa,
lejos de la que ofrece a voz en grito su armonía,
y con la orquesta de mi fantasía,
clausuro para siempre con la musa mi poesía...