Los ángeles y demonios
que siempre nos acompañan,
nos dicen y nos reclaman
imponerse de algún modo;
a aquéllos les gusta el acoso,
ennegrecer nuestras almas,
son cual moscas que se escapan
para mancharnos con lodos;
éstos, son inmortales,
sutiles y bondadosos:
rayos de luz y saber;
dulces seres celestiales,
seres que te dan todo
siempre procurando el bien...