_Raíces Errantes_
El exilio
no es solo un lugar,
es un eco que camina contigo,
una sombra que se alarga
bajo cualquier cielo.
Dejas atrás la tierra,
pero no su peso.
El hogar se vuelve
un suspiro en el viento,
un sabor en la lengua
que ya no se encuentra.
Cargas la memoria
como un árbol sin suelo,
con raíces que buscan,
pero no tocan.
Cada paso
es una promesa incumplida,
un mapa que nunca se completa.
Y aún así, caminas.
No porque sepas a dónde,
sino porque el movimiento
es lo único que queda.
El exilio
es pertenecer a lo perdido,
llevar dentro un país
que ya no existe,
pero que nunca te abandona.
Compatriota, a tu bella esposa, a tu hijo y al árbol familiar colgado en tu pared: GRACIAS.
Gracias por haber aceptado nuestro gesto de compartir nuestros alimentos con ustedes.
Espero que los platos Venezolanos que los complementarán, las flores y los pavos para pintar, en un nuevo mantel que traen mis sobrinas, llene de color su mesa y sus almas, para dar gracias hoy y siempre por la vida y la libertad.
Bienvenidas Raíces Errantes que en tierra segura han de florecer.
Nota: Ayer he recibido una llamada del cabeza de familia, dando gracias de nuevo y diciendo que han disfrutado las flores, la comida, las bebidas y los postres que llenaron la mesa de manjares de dos naciones, y han guardado para todo el fin de semana.
Gracias a mis sobrinas por sus aportes, no hemos llevado solo comida, hemos llevado color, sabor y vida a una familia.