Vuelves tras la senda
que un día dejaste tras de ti,
vuelves en carroza de plata
bordada de terciopelo rojo,
vuelves altivo y señorial,
vuelves con zapatos nuevos,
brillantes, su resplandor deja
ciegas las miradas,
vuelves a dar pleitesía a tus ancestros,
vuelves con la cabeza alta,
orgulloso de tus conquistas.
Recuerdas cuando marchaste,
eras un niño con los zapatos rotos
sin cordones,
pero con la mirada alta, muy alta,
diciendo: volveré
y mi choza palacio convertiré.
Y por esta senda que un día abandoné,
hoy se convierte en mi autopista del placer.