La risa es nihilista:
se aloja tanto en la boca del niño
como en la del verdugo.
Se manifiesta tanto en la alegría
como en la animadversión.
La risa no reconoce credos
La risa no le pertenece a nadie
La risa es siempre la risa de otros,
Por eso ahora, lector irrisorio,
mírate un momento al espejo
y mira también el rostro ridículo de quien escribe,
escondido detrás de la página en blanco,
implotando de vergüenza
por repetir la misma broma cada mañana
y no saber si borrarse a sí mismo de una vez por todas
o continuar con el mismo intento
de burlar a la muerte.