En el cántico opuesto de las desilusiones, se festeja algo con pastel color de oscuridad, con pipetas troceadas, casi fundidas en cacao esmaltado de goterones glaseados, en un lienzo masticado en fluidos batidos del estómago. ¿Qué será lo que sepa? Los dulzores, casi amargos, energizados de verás, sienten las llamaradas apagadas de velas sopladas con el canto de los moldes numéricos de la vida vivida.
Pinceladas estreñidas a falta
de disoluciones que muevan
La mezcla fluyendo casan