MI BELLA HISTORIA DE AMOR...
No pudiéndolo evitar
Un día me enamoré,
Pues su dulzura era tal
Que ante ese amor me cegué!
No tomé en cuenta la edad,
Ni la inmensa diferencia.
No me detuve a pensar
Y me tiré a la pileta...
Le entregué mi corazón
Que yacía aletargado,
Pues ella lo revivió
Sin siquiera imaginarlo.
Oriunda de otro lugar
Y por cosas del destino,
Sin querer la vi pasar
Cual si hubiese algo perdido.
Eso atrajo mí atención
Por notarla preocupada,
Me acerqué, se sorprendió,
Le dije... No pasa nada!
Le expliqué que la había visto
Como algo confundida,
Y entonces por puro instinto
A arrimarme me atrevía.
Ella sonrió sutilmente
Y ya con otra mirada,
Es decir, tranquilamente
Así comenzó la charla.
Resultó una muchachita
Que venía de muy lejos,
En busca de una salida
Que apuntara hacia el progreso.
Pues un trágico accidente
Sin familia la dejó,
Y muy sola con sus veinte
Añitos, así partió!
Lo que habría de perder
Y que allí estaba buscando,
Era tan sólo un papel
Que no sé quién le había dado...
Con un nombre y dirección
Para ofrecerle una mano,
Debido a la situación
En la que estaba pasando.
No sabiendo lo qué hacer
Me observó y rompió en llanto,
Entonces yo la abracé
Lentamente, muy despacio.
Intenté tranquilizarla
Y de hecho lo logré,
Por suerte ya estando en calma
A almorzar yo la invité.
Fue al toilette, se higienizo
Y ya con otra carita,
Vino y pronto se sentó
Dando las gracias de prisa.
Charlamos largo y tendido
De ella, de mí, de la vida,
De todo lo sucedido
Y del no saber qué haría.
Adopté en ese momento,
Digamos... El rol de padre,
Aunque algo muy adentro
No cerraba tal encuadre.
No sé el tiempo que pasó
Pero el día se alejaba,
Y cuando el sol se ocultó
Viendo que no se marchaba...
Le pregunté qué iba a hacer,
Dónde pasaría la noche?
Me contestó no saber
Por lo tanto fue que entonces...
Le ofrecí humildemente
Hospedarse allá en mí hogar,
Y así fue que de repente
Ya una vez en el lugar...
Le mostré su habitación
Como el resto de la casa,
Después un baño se dió
Mientras que yo preparaba...
Una cena livianita
Que no fuera muy pesada,
Para culminar el día
Pues ya estaba muy cansada!
Comimos, se fue a acostar
Totalmente agradecida,
Y yo de manera igual
Me fui hacia la pieza mía.
A la mañana siguiente
Un olor me despertó,
Filtrándose sutilmente
Dentro de mí habitación.
Era un aroma exquisito
Que en verdad no conocía,
Café, tostadas, quesillo
Que agasajarme quería.
La mesa de la cocina
Lucía cual la mejor,
Y ella con una sonrisa
Cual la más bonita flor!
Nos dijimos buenos días,
Pregunté si descansó,
Noté una cierta alegría
Que su rostro demostró.
Desayunamos tranquilos
Mientras pájaros cantaban,
Interpretando a su estilo
Una preciosa balada.
Por momentos no sabía
Si tal vivencia era un sueño,
Mas, despertar no quería
Pero sí, que fuese eterno.
Era un sábado cual tantos,
Salimos a caminar,
Y mientras le iba mostrando
Ciertas cosas del lugar.
Pláticas largas y amenas,
Mil preguntas de ida y vuelta,
Y una atracción pasajera
Fue golpeando a nuestras puertas...
Mas ninguno se animaba
A enfrentar tal realidad
Y exponer lo que pensaba
Por temor a culminar...
Con aquello tan hermoso
Que a ambos nos sucedía,
Pues yo pasaba de mozo
Y ella tan sólo una niña.
Un veinte contra cincuenta,
Treinta años entre medio,
Era una gran diferencia
Que no tenía remedio!
Pero los días pasaban
Y cuanto más, más crecían
Los deseos y las ansias
Tanto de ella como mías!
Tan luego de una semana
Mirando televisión,
Ya recostado en mi cama
Pidió permiso y entró.
Me preguntó que miraba
A lo que le contesté...
Una peli que ya estaba
Al comienzo para ver.
Puedo mirarla contigo?
Le dije si, siéntate,
Y se arrimó al lado mío
Con su taza de café...
Que bebía de a sorbitos
De una manera especial,
Porque sus bellos ojitos
No dejaban de observar...
A mí rostro un tanto inquieto
Por toda la situación,
Dejó la taza en el suelo
Y allí fue cuando empezó...
La historia de nuestra historia,
Plena de fuego y pasión,
Sin diferencias ni glorias
Que cinco años duró.
Bastaba con su presencia
Para que la ebullición,
De nuestros cuerpos fluyera
Cual volcán en erupción.
Pese a miradas, a gestos,
Y a comentarios de afuera,
Sin importar todo aquello
Era un amor sin fronteras.
Nada ni nadie podría
Destruir de ningún modo,
A la tremenda alegría
Que reinaba entre nosotros.
Pero no, me equivoqué
Porque algo superior,
Vino a llevarla y se fue
Rumbo al cielo, junto a Dios!
Yo no podía entender,
Tampoco entrar en razón,
Porqué mil veces porqué
Sin ninguna la explicación...
La Parca se la llevó
Así porque si nomás,
Si en tal caso sería yo
Quien debería marchar.
Es difícil de aceptar
Mas aún de comprender,
Quien podría imaginar
Este triste suceder.
La vida siguió su curso
Pero ya nada es igual,
Con ella se fue mí mundo
Y mí deseo de amar.
Con ella fue mí alegría,
Sin ella muy poco soy,
Y hoy lo cuento en mí poesía
Que muestra mí gran dolor!
Luis A. Prieto
30/11/2024
20:44 hs.
Bs. As.
Arg.
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