La actuación es pésima.
Los diálogos son una mierda.
La historia es trivial.
Todo raya en la vulgaridad y la mediocridad,
y sin embargo.
Ahí está mi esposa, muerta de risa con su novela de Turkistán.
A mi no hay quien me joda, todo fue a propósito.
Esta disfuncionalidad con quién debía ser la ayuda idónea, es pura maldad de alguien.
Esta incompatibilidad de caracteres es parte del plan, una especie de venganza ciega por haber quedado, nosotros, tan guapos y perfectos en medio de tanta paz paradisíaca, hechos a imagen y semejanza
después del quinto día.
En resumen, dos milenios después,
Yo aquí,
esperando que termine la porquería esa para, al menos,
poder ver el final del partido.