Elena Casas

A mi prima Chati

A mi prima Chati

Et lux perpetua luceat eis

 

Tan valiente en su muerte

y en su vida

como un noble soldado,

tan alegre y gentil como la alondra

que llama con su canto al nuevo sol.

Qué lástima que el brillo

de sus divinos ojos de esmeralda

se haya apagado ahora,

que no nos llene ya de gozo oir

la gracia de su risa.

Ella, que era de luz,  voló a la luz,

su patria verdadera,

al reino del amor y la alegría.

Pero todos lloramos porque eso

ha sucedido demasiado pronto.