Mujer, has sembrado el trigo durante las oscuras horas de la noche. Has lamido el silencio con tu lengua dorada y deshornas el pan fresco y caliente de tu vientre cada mañana, versando leche tibia en las vacías bocas y esperanzas que llenan el alma.
Mujer, a las seis me llama tu mirada y acudo a la vida de todos los dias, dejado en sombra tu casa, para volver antes del anochecer y mirar juntos la puesta del sol ya olvidada.
Mujer, has curado con besos mis heridas y me has hecho sentir la medianoche al alba y a tu piel voy pegado, pegado como un niño a tu falda, a tu cintura y a tu calma.
Mujer, desnuda de ayer... vestida de mañana.