Que no quiere llorar, que por el despecho se deshace entre dichos
en pocos hechos, lagrimas rotas por un fastuoso desprecio.
Entre sus llantos, mil almas, cuando sufre rompe mi calma,
en su hiel, entre cantos de unos labios quebrados,
ansío perderme como cazador de voluntades,
dejar este hastío y abrazarme al río de sus andares.
Puede ser que no sea un simple capricho,
que deba olvidarme y entre cantos hundirme,
deber ser y ser en el olvido, separación y en este estío
el cual no aprecio y me rehúye por mis odios y vicios.
Ahora sin mas dilación, sin prisa y por lapidación,
tendré que olvidarme de unos pasos ligeros
y una risa cual canto que me rompe cuando quiebro.
JF