Asistir al espectáculo de verte feliz…
en aquel improvisado viaje hacia la libertad,
observar tu cabello trenzado con el viento…
y su brillo haciéndole cortesía al sol.
Mirarte sonreír es un deleite sin par,
las sombras de los árboles excedidas…
empeñadas en acariciar tu piel.
Inevitablemente no me puedo negar…
a esa plenitud de estar ahí a un metro de ti…
tan cerca que hasta parece que me derrite tu frenesí.
Éxtasis, lujuria, y locura…
convirtiendo el delirio en devoción.
Unas ganas silenciosas de parar el momento y proceder,
pero, la paciencia sin duda elevara el placer…
de este inesperado desplazamiento…
que va en busca del paraíso como destino final.
Me regocijo cada segundo en tu compañía,
siento un temblor difícil de explicar,
hay que estar ahí para concebirlo,
es imposible describirlo…
solo es en ese fragmento de tiempo…
tan efímero e incierto como la felicidad.
Te veo y no me canso de mirarte así en todo tu esplendor,
contorsionando tu figura al ritmo de una melodía contagiosa…
que envuelve el ambiente de pasión.
Los latidos a millón le advierten al corazón que está a punto de estallar.
Tu así, te muestras como un bramido de volcán…
como un tornado de devastación total.
Mis instintos se sienten sumisos,
mis sentidos obedientes,
y mi voz enmudece de impotencia ante tu glamour.
Es una fiesta haberte contemplado así…
haciendo gala de tu mejor atuendo…tu belleza natural.