En un limpido vergel moribundo,
daba imagen de ser, un frío páramo,
donde, por el hielo, temblaba un niño,
su llanto inundaba, congelado erial.
Parecía alma en puritita pena,
desconsolado, tan sólo gemía,
sus zapatos, que asomaban los dedos,
los pantalones, muy sucios y raídos.
vieja camisa, que nada cubría,
su carita, reseca, cuarteada,
sus lágrimas denotaban dolor,
un gran dolor, por próxima partida.
No te vayas padre, sin ti, me muero,
dale otra oportunidad, al humano,
cultivarán, con ahínco, la tierra,
tambien limpiarán, los mares de plástico.
Ya, no contaminarán el espacio,
no cometeran, más asesinatos.
y, prometen amarse, como hermanos.
-¡Pues bien, tendrán, otra oportunidad!.
Llanto del niño desapareció,
nuevamente, regresó, el gran Vergel.
-¡Pobre del que no cumpla su palabra!
EL SOL, con estruendo, así, SENTENCIó.
Dr. Salvador Santoyo Sánchez
01/Diciembre/2024