La misma corriente de vida que recorre nuestras venas día y noche, corre a través del mundo y baila en perfecto compás rítmico.Es la misma vida que salta de gozo por la tierra, y en innumerables briznas de hierba, rompiéndose en tumultuosas hojas y flores. Es la misma vida que se estremece en el oceano, cuna del nacimiento y la muerte. Sentimos que nuestras piernas, están hechas por el glorioso toque de éste mundo de la vida. Nuestro orgullo es de la vida, el latido de las edades, que bailan en nuestra sangre en estos precisos momentos. Os quiero decir, que en la brevedad de los esfuerzos, se encuentra en muchos casos, la clave del buen rendimiento.