Escribo nuestro amor en nubes de otoño,
donde el viento se lleva lo que ahora añoro,
en cada hoja que cae, en cada gris retoño,
se dibuja tu risa que en recuerdos imploro.
Qué irónica la brisa, que tan suave miente,
promete caricias que nunca son ciertas,
y mientras las nubes bailan indiferentes,
yo sigo esperando en sueños de esperanzas muertas.
Pero, ¿quién se aferra a nubes pasajeras?
Sólo un loco, un necio que aún te desea.
Esas formas efímeras, falsas y ligeras,
son como tu amor, que mi alma acarrea.
Y sin embargo, aquí estoy, terco, insistente,
escribiendo promesas en cielos inciertos.
Tu nombre en el aire, tan frío y ausente,
que quema mis labios en ecos desiertos.
Es locura amarga, amar lo que huye,
como el otoño que nunca se queda.
Y yo sigo aquí, mientras todo concluye,
viendo cómo el viento de a poco te niega.