Apareciste tras la tempestad, cargada con talegas de luz.
Armaste los cimientos, hasta el techo.
Las redes para no caer, la veleta a merced del viento.
Centella de las cúspides.
Hojarasca y fermento.
Lugar donde ir cuando acaban los cuentos.
Apareciste, y todavía desconozco, si fue un sueño.