alicia perez hernandez

¿A quién amar si no es a ti?

¿A quién amar si no es a ti?

Para ti nací

Para ti nací, tú eres mi otra mitad.

Eres mi complemento, mi alma gemela.

Todos nacemos para encontrar a nuestra alma gemela

Y tú eres mi destino final.

¡No te creas! no pienses que creo que estás conmigo,

¡¡Bien sé, qué lo que escribes no es para mí!!

Tú tienes dueña y eso lo tengo claro, es para ella.

¡Yo quiero amanecer con alguien!

Me gustaría fueras ese alguien, te besaría de los pies a la cabeza.

Te abrazaría hasta partirte por la mitad.

Y te amaría más que a mi vida.

Tú eres ajeno, yo ajena.

Yo pienso en ese alguien que algún día encontraré.

¡Ojalá fueras tú!

Me quedaría miles de noches amándote en tu cama,

Contaríamos las estrellas, por cada año que te he amado.

A quién amar si no es a ti.

Podríamos ver en televisión esas películas románticas

Para hacer el amor con erotismo, como en las películas.

Ahora, tengo que decir, que nada de lo que escribo es para ti

Pero no quiero mentir…

En ti me inspiro cuando escribo,

De erotismo, te pienso, sueño y amo.

¡No! No, no les llamo poemas porque no son.

Aquí el poeta eres tú, y de los buenos, es una lástima,

que ahora escribas en otras páginas de poemas. 

¿Quién no me dice que ahí ya te enamoraste de otra?

De cualquier forma, siempre fuiste ajeno para mí. 

Pero poco me importó, te amé igual.

¡Bueno igual no, te amé siempre lo mismo!

Y tú me rechazaste ¡Siempre lo mismo!

En otra vida tú serás la dama y yo el mal hombre.

Te amo a pesar de todo.

¿A quién amar si no es a ti?

Culpa a Dios él te puso en mi camino.

Y lo demás lo hice yo!!

Siempre me despido, pero nunca me voy

     Estoy tan cerca de ti y ni cuenta te das.

Siempre será mi pasión amarte!!

¿A quién amar si no es a ti? 

 

 Alicia Pérez Hernández... México

No es la pluma la que escribe, es el alma

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Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.

Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más.

AMOR... Pablo Neruda