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Veo al cielo en diciembre, algo más bajo,
Sin luz, sin brío, comprimido y frío;
con la niebla asentada calle abajo
y en el porche un adiós mudo y vacío.
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Yo no encajo, en diciembre, bien los días,
pues son sencillamente como extraños
con las manos abiertas y sombrías
y con penas de todos los tamaños.
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De vez en cuando, una alegría impuesta,
me muestra una sonrisa que no es suya
y aunque intenta mostrar que está de fiesta
la añoranza que esconde… me apabulla.
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Mas disimulo bien, todo ese mes,
finjo que estoy contento y no al revés.
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Fotografía y poema: Ramón Bonachí.