MIGUEL CARLOS VILLAR

La vejez reflexiona

La vejez reflexiona

 

En el ocaso del otoño,

mientras las hojas caen

como susurros de despedida,

mis pasos se tornan pesados

y reflexivos

afrentando el futuro

de una vida que se acorta.

 

Las noches,

se alargan, silenciosas,

como tul gris que protege

las imágenes del vivido día.

 

El aire,

cargado de melancolía

acepta la implacable fragilidad

de fugaces pensamientos;

de amores marchitos.

 

La memoria,

evoca la pasión de una juventud

que resurge al contacto

del roce fugaz de una piel,

que alguna vez fue virgen.

 

Solo en la profundidad,

en la médula de lo intangible,

cristalizan esos momentos.

Allí, el deseo prende fuego

en los recodos

de corazones quebrados.

Su ardor ilumina la sombra

de lo perdido.