Débil pálpito de vida postrera,
lucía en mi piel poco curtida,
en el avatar longevo sufrida;
vence, como última y primera.
Ansiedad fuerte y zalamera
soporta el embate cansino
de la grieta abisal del destino
que fragmenta el alma entera.
Brisa debate leal y sincera
con la lluvia terca decembrina
la una sobre la otra alucina.
Inerme espero en la ventana,
el transcurrir frío del calendario,
despierto sin luna y sin mañana.