Shang Meléndez Pinzon

Después del adiós

Difícil es seguir
con este dolor que parte el corazón,
con ese adiós que vacía el alma.

Andamos como si nada pasara,
pero el dolor late en cada paso,
en cada respiración, en cada pensamiento.

La vida se hace cuesta arriba
cuando se carga una herida que no cicatriza.
El tiempo sigue adelante, impasible,
mientras nuestro dolor se anida en el alma.

Con el alma fragmentada y la tristeza anidada,
se nos ha escapado la sonrisa, la voz, la vida.
Traemos hecho ovillo el alma y el corazón,
y mil tormentas tocan nuestras pupilas.

Que difícil es seguir sin fuerzas,
sin sueños por compartir, sin voz para gritar.
Solo deseamos perdernos en un sueño,
donde el dolor no exista, donde la tristeza se desvanezca.

Pero el tiempo sigue adelante,
y tenemos que seguir, secando lágrimas,
guardando palabras, sonriendo sin ser felices.
No hay tiempo para sufrir, no hay tiempo para el dolor,
pero el dolor sigue allí, anidado en el alma.

Sonreímos para los demás, somos fuertes para seguir,
pero por dentro estamos derrotados, cansados de caminar,
cansados de luchar, cansados de seguir.

Solo queremos soñar,
que termine el día y descansar, descansar de este dolor, de esta tristeza que se hace eterna. 

Buscamos perdernos en mundos de ensueño. Buscamos ese abrazo que jamás llegará. 

La soledad se ha vuelto prisión, el corazón en roca se convirtió, cambiamos el dolor, por sonrisas falsas, para ocultar nuestra destrucción.

Estamos solos en este camino obscuro, en este silencio eterno, en esta vida y las demás. 

Hoy solo queremos olvidar, volar muy alto y perdernos de esta realidad. 

Ya no habrá más versos que hilvanar, ya no hay a quien enamorar, ya no hay donde nuestras letras se puedan acurrucar. 

Nos perderemos, en los laberintos de nuestro dolor, en un futuro que no se cumplió, en el recuerdo de ese gran amor...

Wd2 ✍🏻

Pensamiento y algo más