Jorge Izquierdo

AYER TE VI

 

AYER TE VI

 

Tu media sonrisa desinteresada,

cuchillo dentado que me rasga el alma.

Afloran pasados, reviven los miedos. 

El brillo en tus ojos rezuma el fuego 

que quema mis naves. Naufrago en silencio. 

Me hundo hasta el fondo, donde los recuerdos 

me traen sentimientos que quise olvidados. 

De pronto me hablas, tu voz me acaricia. 

Eriza el vello oír su cadencia.

Me aturde el sonido que, en otro tiempo, 

reconfortaba mis tristes anhelos;

cuando lo único que me saciaba

era el momento de estar a tu lado.

Mueves las manos mimando el gesto,

como el aleteo de una mariposa alzando el vuelo.

Fragilidad bien estudiada:

suave la piel, sutil terciopelo, 

en la empuñadura que acoge la daga,

                                           bien afilada,        capaz de sajar la más dura coraza. 

 

Ayer te vi.

Y lo más triste de toda esta trama

es que no es cierto que yo te viera.

Pido disculpas a aquella dama

que despertó en mí la fiera tormenta.

Pura ilusión desenfrenada 

que se desató por un parecido.

Fruto prohibido de mis delirios,

en ella vi todo y no había nada. 

Sólo le pido que me comprenda,

pues mi torpeza tiene un motivo:

de aquellas nadas, estos vacíos.

 

             LUJITAR  (9-12-23)