Alberto Escobar

De espaldas

 

En el futuro 
entramos 
de espaldas. 

—Eso dicen...

 


No me ocupa, 
importa, llama
mi atención, estoy
en otras cosas, vivir,
reproducirse, morir,
eso es la trama
del guión de este teatro
que es existir, y solo
cambian las dimensiones
del escenario —algo así,
recuerdo, dijo Gil de Biedma
en su famoso poema, aunque
mejor que yo, claro está—, y
no me ocupa, decía, preocupa,
detiene a pensar, porque
lo corriente, lo que sucede ahora,
me retiene tanta atención
que no me deja en la mente espacio
para proyectar escenarios plausibles
a un tiempo vista, que lo mismo
no llega a producirse, a tener lugar. 
Sí, de espaldas, por fortuna, porque
de saberlo preferiría el suicidio, aún
fuese favorable como es lo que espero,
lo que a buen seguro me ocurrirá,
porque la vida siempre está de mi parte,
una vida que, he concluido, viene a ser
la puesta en escena de la verdad verdadera
que guardas dentro en el momento
de que se trata, la transformación matérica
del dios que habita la entraña y que es,
sin lugar a dudas, el único verdadero, sin 
religiones ni zarandajas varias y similares. 
No me ocupa, decía, digo, diré, porque
tengo tantas pruebas de que lo que imagine
estará a años luz de lo que me venga que...
A años luz por detrás, quiero decir. 
Aquí lo dejo, no tengo tiempo de repasarlo.
Lo que estoy escribiendo en mi guórold
lo publico tal cual, me tengo que ir ya
a trabajar, casi ya, y no tengo ni quiero
tiempo para desbastarlo, así es más yo...