Perdóname por mi actitud errante,
en sombras de un amor que duele y canta,
recuerda, con cariño constante,
los momentos felices que llevamos en el alma.
Voy a morir, mas no en el olvido,
en cada lágrima, en cada suspiro,
donde el amor brota, aunque yo no lo pido,
un lazo eterno que nunca se ha ido.
Todo es por este amor que me quema,
que me hace actuar con fuego en la vena,
no tengo límites, ni freno ni tema,
soy un río desbordado, un mar en tormenta.
Perdóname, amor, por caer en esta pena,
por las palabras que a veces son cadenas,
pero en el fondo, de mi corazón, suena,
un canto sincero que a ti se encomienda.
Cuando me vayas a recordar un día,
hazlo con cariño, con melancolía,
sabrás que en mis actos, en esta porfía,
solo hay un deseo: que me des tu armonía.
Así que, amor mío, antes de mi ocaso,
dame tu perdón, hazlo sin acaso,
que aunque la vida se me escape
siempre iré en busca de tu abrazo.
Andrea ©