Cuando las hojas desconsoladas caían
agobiadas por desgastado tiempo
sembrando nostalgia y tristeza
en los inclementes amaneceres.
El malecón que antes sonreía glamoroso
ahora lucía sus bancos solitarios y helados
como recordando la alegre primavera
como anhelando parejas enamoradas
Habían pasado muchos meses, años tal vez
nuestros ojos se habían perdido en el silencio
nuestras manos habían olvidado el calor
era el otoño de un amor ya casi olvidado
Porque el destino así lo quiso
volvimos a cruzar furtivas miradas
que luego se convirtieron en besos
abrazos que se volvieron caricias.
Encendimos el fuego del amor
desnudamos nuestras pieles
juntamos nuestras ansiedades
dibujamos el sol donde había sombras.
De aquél frío y sombrío otoño
sólo quedó magro recuerdo
de las hojas yertas surgieron flores
el marchito amor volvió a florecer.
Lima, 3 de diciembre del 2024
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