¿Quieres apostar?
Apuesto a que hay un as debajo de tu manga.
Ahí vas de nuevo.
Perdido entre el humo y una cicatriz que no para de sangrar.
¿Aún no has aprendido que el pasado no traerá nada nuevo a tus días desdichados?
Sigues pensando.
Pero el recuerdo magnifica el ayer y estrangula la realidad.
Regresar jamás te ayudará a comprender.
¡Oh!
Doy vueltas por la noche en la ciudad dormida.
Busco igual una respuesta.
Una que no traerás.
…
El cielo
nos ha dado una segunda oportunidad.
Y Dios nos quiere alejados.
Kilómetros de kilómetros en un techo que no sea igual y,
aun así, te empeñas en venirme a llorar.
¡Oh!
Cariño, no hay nada que quiera en tus brazos.
Tus dulces,
ya no me parecen un manjar.
— Alexandra Quintanilla Toledo