Que irónica es mi vida, pues por las mañanas pienso en tí y alegras mis días, pero llega el ocaso y sin dar un paso atrás, caigo en la noche melancólica y sin querer quedó atrapado y mi corazón te recuerda, pues sin permiso alguno lograste derribar las barreras de hielo que rodeaban mi corazón y esque lograste grabar tu sonrisa en mis recuerdos justo donde habita mi alma y no halló forma alguna para sacarte de mí mente...
Hoy salgo al balcón de mi habitación y tus palabras vienen a mis oídos, mis ojos aún te mirar sonreír y mi corazón sigue sintiendo los mismos latidos que sintió aquel día que te vi.
Mi corazón se preguntá...
¿Que me hiciste?
Pues por más que trato no te olvidó y comienzo a extrañar tus largas pláticas y esas historias divertidas con las que mantenías mis días alegres. Quizás un día encuentre la respuesta, quizás así mi vida dejará de ser irónica.