Me llamaban ingenua e inocente,
y ahora...
quien no lo es?
Nacer...
y no saber,
lo miserable del poder.
Y un día te despertarás,
a fuerza de recibir
reveses por doquier.
Y levantarse por la mañana
se convierte en una hazaña,
donde comprender la crueldad,
duele en las entrañas.
Entonces solo queda
imaginar poemas,
que expresen la bondad del alma humana.
Pues la mayoría
es pueblo manso,
ingenuo e inocente.
Viviendo en un remanso
sin espiritu de lucha,
resignado a su desdicha,
víctima de su propia desidia.