Elias Castellano Blanco

PASTORAL

 

Por una vereda

la vi caminando.

El cielo en sus ojos.

La miel de sus labios.

Y endulzaba el aire

con su alegre canto.

 

Siguiendo su trova

se acercó un muchacho.

-¿Quién eres arcángel,

que aquí en estos prados

desparramas gracia

que hechiza al ganado?

De mis corderillos

me has robado el mando,

Mi perro carea

se quedó embrujado

al igual que este hombre

que hoy es tu lacayo.

 

-No digas arcángel,

que no llego a tanto.

Yo solo soy una

mujer paseando

y mi voz pretende

alegrar los campos;

pero si en tal modo

altero al rebaño

y altero tu vida,

sellaré mis labios.

 

-No calle señora,

siga usted cantando.

El tiempo se pasa

como ave volando.

Y a noche cerrada

la estaré añorando.

Yo en mi choza humilde.

Mi aprisco cerrado.

Y junto a la hoguera,

estaré soñando

recordando el cante

que hechizo estos campos.