MIGUEL CARLOS VILLAR

Despertar

Despertar.

 

 

Des – desper – Despertar,

es romper el tul de los sueños.

Escurridizas imágenes

inundan mi habitación

con ecos de un enigma

que rehúsa ser descifrado.

 

Intento darles forma,

pero se diluyen entre mis dedos.

Intuyo desiertos infinitos,

herméticos barrancos,

multitudes arrastradas

por vendavales de arcoíris invertidos,

árboles erguidos

como un ejército de calaveras,

y… cristalinas montañas,

que dejan ver el cielo

a través de sus entrañas.

 

Este onírico paisaje

parece desafiar la razón,

para recordarme

que he cruzado un umbral:

¡La Creación de un Nuevo Mundo!

 

Vacilante,

temeroso que el suelo

sea una puerta hacia lo ignoto,

reúso bajarme de la cama,

y vuelvo a cerrar los ojos

a la espera del familiar sonido

del periódico cayendo en el buzón,

como si fuera el ancla

que me devuelva al refugio

de lo cotidiano.