Despertar.
Des – desper – Despertar,
es romper el tul de los sueños.
Escurridizas imágenes
inundan mi habitación
con ecos de un enigma
que rehúsa ser descifrado.
Intento darles forma,
pero se diluyen entre mis dedos.
Intuyo desiertos infinitos,
herméticos barrancos,
multitudes arrastradas
por vendavales de arcoíris invertidos,
árboles erguidos
como un ejército de calaveras,
y… cristalinas montañas,
que dejan ver el cielo
a través de sus entrañas.
Este onírico paisaje
parece desafiar la razón,
para recordarme
que he cruzado un umbral:
¡La Creación de un Nuevo Mundo!
Vacilante,
temeroso que el suelo
sea una puerta hacia lo ignoto,
reúso bajarme de la cama,
y vuelvo a cerrar los ojos
a la espera del familiar sonido
del periódico cayendo en el buzón,
como si fuera el ancla
que me devuelva al refugio
de lo cotidiano.