Sr. Martinez

Querido amor

Querido amor de mis recuerdos,

 

Hoy me siento impulsado a escribirte, no como un lamento, sino como un acto de entrega y libertad. Tras muchas noches de reflexión, he llegado a la conclusión de que es momento de liberar este sentimiento que me ha acompañado durante tanto tiempo. Hoy, con el corazón en la mano, decido soltar lo que fui y lo que aún guardo por ti.

 

El amor que compartimos fue un viaje lleno de paisajes vibrantes y dulces melodías. Cada risa compartida, cada susurro en la penumbra, cada mirada que decía más de lo que las palabras jamás podrán expresar. A lo largo de nuestras estaciones, forjé un mundo donde eras el sol y yo la sombra, dispuesto siempre a seguir tus pasos. Sin embargo, el tiempo, en su apasionante danza, nos enseñó que a veces los caminos se bifurcan y las almas deben encontrar su propio rumbo.

 

Hoy, con gratitud y dulzura, cierro ese capítulo. Es un acto de amor, amor por mí mismo, amor por lo que fuimos y amor por lo que hemos de ser. No quiero que mis sentimientos se conviertan en cadenas que nos retengan en un momento que ya no es. A través de estas letras, dejo que el viento se lleve mis anhelos y que el tiempo, con su sabiduría, haga su obra.

 

Entiendo que el amor no se desvanece de la noche a la mañana; su sombra puede quedar, pero mi decisión es clara: despertar. En este instante, elijo permitir que el sol vuelva a brillar en mi vida, que las horas fluyan como un río sereno, llevando consigo los ecos de lo que una vez sentí. No hay rencor en mi voz, solo una suave despedida, como el susurro de las olas que besan la orilla antes de regresar al vasto mar.

 

Quiero agradecerte por cada momento vivido, por las lecciones aprendidas y por el amor sincero que alguna vez nos unió. Llevaré esos recuerdos como flores en un hermoso jardín, donde el tiempo se encargará de hacer florecer nuevas esperanzas. Hoy es el día en que por fin suelto; suelto mis miedos y mis dudas, suelto el anhelo de lo que pudo haber sido, y dejo que el tiempo, con su mágico paso, nos guíe a nuevos destinos.

 

Así, querido amor, me despido con un abrazo desde la distancia, con la certeza de que el futuro tiene sorpresas guardadas. Que la vida nos trate gentilmente, y que el amor, en todas sus formas, vuelva a encontrarme, cuando esté listo para recibirlo nuevamente. 

 

Con cariño y luz,