Duermo tranquila
bajo la sombra
del frondoso castaño;
me despierta la brisa
a través de sus hojas.
Ríe la tarde,
huele a placer
y veo entre las manos
de mi adorada madre
dos tazas de café.
En un platillo
sirve galletas
color acanelado;
y un sabor exquisito;
de avellanas y almendras.
Ya cae el sol
y el horizonte,
ardiendo entre matices
de otoño y de pasión,
va llamando a la noche.
Con paso lento
camino a casa
mi corazón sonríe
por el bello recuerdo
de estas horas tan gratas.
Pide mi boca,
ruegan mis ojos
que la vida me brinde
otra tarde a la sombra
del castaño frondoso.