Antonio Martín

No digas que no

Hace años descubrí 
lo agradable de ser feliz, 
aunque caigan chaparrones
o me arrastre una marea
o me abrace la tristeza;
quiero serlo, sí, feliz y lo soy.

 

Ese descubrimiento 
de la dulce felicidad, 
fue irrechazable.

 

Me oxigena,
me da la vida;
sonrío de verdad 
y me hace avanzar.

 

¿Acaso no es bonito
sentir algo así?

 

Mi felicidad la comparto,
pobre o rica, pero es eficaz 
y si me la quitan, 
me dejan sin aliento 
y algo perdido,
pero al instante reaparece
como flor que se cuida,
graciosa y fresquita.

 

A la infelicidad puñetera 
cuatro cosas le diría...
No acepto su amistad
ni ahora ni nunca 
porque ser feliz
es cosa de uno mismo
y así lo quiero yo.