Es la justicia
perdido cielo;
que oscuros nubarrones
de pérfida estulticia
le desgarran su velo.
Su noble espada
han mancillado;
los míseros bribones
que la tienen atada
y brillo le han quitado.
Y libertad,
sacro derecho;
ingratos corazones
matando la piedad
lo mantienen deshecho.
Negros augurios
su luz empañan;
por crueles ambiciones
envueltas en perjurio
de palabras que engañan.
Pero yo creo
que vendrá el día;
que formando legiones
ya no seremos reo
de la barbarie impía.
Autor: Aníbal Rodríguez.