Con más violencia flagela el viento,
las hojas de los árboles,
se agitan sus ramas,
soportando la adversidad,
en la certeza de que sucederá así siempre.
El bautizo de su ferocidad,
en el céfiro propicio que hinche las velas,
para navegar por alta mar,
sin temor a las tormentas,
aunque tiemble el corazón,
y se doblen las rodillas.
Libre de temor
sobre las cumbres baladíes que transforma el viento
se cantan los versos que devuelven los sueños
versos apacibles seduciendo el mar impasible
versos impetuosos que alimenten la esperanza
versos reflexivos dispuestos al coraje
versos jubilosos de amores y de encantos