Una taza, tan solo una taza de café en la mañana es el elixir que desarruga mi alma, mirando hacia la colina y enfrentando un cúmulo de nostalgias.
Un buen café que para mí huele a montaña, tiene el sabor a la madera y el color de la tierra.
Un café que sin pedirlo me abraza con su aroma. tiene poesía, tiene dulce, tiene historia, tiene notas armónicas.
Una taza de café, tan solo una me sabe a eterno paraíso.