Alzar el grito con la furia contenido
quiso el aire, soportar ese tormento
fue tan fuerte, tan fugaz ese sonido
que el aire, a mis pies quedó rendido
y preso después del silencio.
Fue, mi fuerza estandarte del olvido
mi pasión, fue mi sustento
mis ganas de vivir, habían sido
el gladio y la armadura, mi deseo
la rabia y la impotencia, mi suplicio.
Y grité, y alcé mis brazos
y mi alma rozó lo etéreo
fueron la calma, y el sosiego
el premio de haber gritado
y el aire, quedó en silencio.
Fue mi furia mecha ardiendo
de un torrente sin sentido,
un exclamar a puro grito
de un dolor, que iba muriendo
entre los aires perdido.
Y grité, con ritmo lento
como gritan los cautivos,
y el aire, mostró su eco
y luchó contra el silencio,
para hacer mas fuerte el grito.
Fue mi vida, quien gritaba
mi corazón, buscó el auxilio
fue mi alma torturada
el consuelo y el sentido
de gritar, y ser yo mismo.