FRANCISCO CARRILLO

y grité.

Alzar el grito con la furia contenido

quiso el aire, soportar ese tormento

fue tan fuerte, tan fugaz ese sonido

que el aire, a mis pies quedó rendido

y preso después del silencio.

 

Fue, mi fuerza estandarte del olvido

mi pasión, fue mi sustento

mis ganas de vivir, habían sido

el gladio y la armadura, mi deseo

la rabia y la impotencia, mi suplicio.

 

Y grité, y alcé mis brazos

y mi alma rozó lo etéreo

fueron la calma, y el sosiego

el premio de haber gritado

y el aire, quedó en silencio.

 

Fue mi furia mecha ardiendo

de un torrente sin sentido,

un exclamar a puro grito

de un dolor, que iba muriendo

entre los aires perdido.

 

Y grité, con ritmo lento

como gritan los cautivos,

y el aire, mostró su eco

y luchó contra el silencio,

para hacer mas fuerte el grito.

 

Fue mi vida, quien gritaba

mi corazón, buscó el auxilio

fue mi alma torturada

el consuelo y el sentido

de gritar, y ser yo mismo.